Hoy científicos del ICM presentan en la Cofradía de Roses los resultados del estudio del seguimiento de una zona vedada de pesca situada en el caladero conocido como El Segundo, al Golfo de Roses. Asistirán la consejera de Agricultura, Ramaderia, Pesca y Alimentación, Meritxell Serret, el presidente de la Confradía de Pescadores de Roses y el presidente de la Federación de Confradías de Pescadores de Girona, Antoni Abad.

Hoy científicos del ICM presentan en la Cofradía de Roses los resultados del estudio del seguimiento de una zona vedada de pesca situada en el caladero conocido como El Segundo, al Golfo de Roses. Asistirán la consejera de Agricultura, Ramaderia, Pesca y Alimentación, Meritxell Serret, el presidente de la Confradía de Pescadores de Roses y el presidente de la Federación de Confradías de Pescadores de Girona, Antoni Abad.
Las medidas de protección que los pescadores de Roses han aplicado, por iniciativa propia, para recuperar las poblaciones de merluza han permitido triplicar el número de juveniles de esta especie en tres años dentro de la zona protegida.
El plan se remonta al año 2013, cuando la Cofradía de Pescadores de Roses, acordó dejar de pescar con cualquier tipo de arte en una superficie de unos 50 Km2 y una profundidad mediana de 130 a 140 metros, con el objetivo de proteger los juveniles de merluza.
El estudio para evaluar los efectos de este coto se ha basado en el seguimiento de la reserva desde el 1 de marzo del 2015 hasta el 31 de marzo de 2016, y se ha hecho con ayudas del Fondo Europeo para la Pesca, gestionadas a través del DARP. Este estudio científico ha permitido detectar un número de juveniles de merluza muy superior dentro de la zona protegida, en relación al área no cerrada.
Los biólogos del ICM han podido comprobar que hay una mayor abundancia y biomasa de todas las categorías dentro del área cerrada, especialmente de las merluzas pequeñas por debajo de la talla legal de captura (20 cm): dentro del caladero protegido se ha encontrado una media de 1.470 individuos/km2, mientras en zona abierta a la pesca han aparecido tres veces menos (572 individuos/km2).
Este incremento de abundancia y biomasa se ha dado también para otras especies como el gallo, el salmonete, el rape y las espardeñas (en concreto, una media de 5.410 individuos/km2 en el caladero protegido frente de los 2.851 individuos/km2 en la zona abierta a la pesca). Además, se ha visto que la zona protegida actúa como refugio para especies vulnerables como la gallineta, la raya y los cangrejos ermitaños, que prácticamente sólo se encuentran en este lugar.
Seguimiento durante un año
Observar la reserva durante un año también ha permitido comprobar los beneficios sobre las especies “acompañantes”, que se encuentran en el mismo hábitat, y en la recolonización y restauración del hábitat. El muestreo se ha hecho de forma mensual a bordo de una barca de pesca de arrastre del puerto de Roses. En cada jornada de muestreo se han hecho cuatro pescas: dos dentro del caladero protegido y dos en una zona de pesca cercana de características similares.
Laura Recasens, científica responsable del proyecto e investigadora del Departamento de Recursos Marinos Renovables, explica: “a bordo, los científicos registrábamos el número, peso y talla de todas las especies comerciales que acompañan la merluza. Posteriormente, se trasladaban las merluzas a los laboratorios del ICM donde se hacían análisis biológicos más minuciosos”.
Un modelo de gestión de referencia
Las medidas de veda implantadas por los pescadores de Roses han demostrado tener un efecto positivo en la recuperación de la merluza y de las otras especies dentro del área protegida, tanto en número de individuos como en biomasa. Es el que se conoce como “efecto reserva”. Los investigadores aseguran que ahora hay que valorar el alcance de la exportación de esta biomasa fuera de la zona de protección, así como el efecto beneficioso en las capturas comerciales.
Los buenos resultados de esta iniciativa han llevado la Cofradía de Pescadores de Roses a plantearse la extensión de esta medida de protección a otros sectores del caladero donde también se detectan concentraciones relevantes de juveniles de merluza.
El plan piloto de Roses es un ejemplo del modelo de la política pesquera que promueve el Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca, basado en planes de cogestión y corresponsabilidad entre pescadores, científicos y Administración, y que ya se están aplicando también en relación a la gamba, al cañón de Palamós, al lanzón mediterráneo (sonso) y a la pesca de invertebrados con dragas, todos ellos en colaboración con el Instituto de Ciencias del Mar. El objetivo es extender e implantar este modelo, a todos los efectos, en toda Cataluña y con este objetivo el Gobierno de la Generalitat ha impulsado el nuevo Decreto de Governança de la Pesca Profesional en Cataluña.
Texto adaptado de la NdP de la Generalitat de Cataluña, Departamento de Ganadería, Pesca y Alimentación