Noticias | 26 Septiembre 2023

Más de la mitad de las tortugas marinas capturadas accidentalmente sufren embolia gaseosa

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Un estudio de la Fundación Oceanogràfic realizado en colaboración con el ICM-CSIC revela que el riesgo es mayor en el caso de los individuos de mayor tamaño y en el de los que son capturados a mayor profundidad.

El equipo de veterinaria introduce a la tortuga cono embolia gaseosa en la cámara hiperbárica / Fundació Oceanogràfic.
El equipo de veterinaria introduce a la tortuga cono embolia gaseosa en la cámara hiperbárica / Fundació Oceanogràfic.

Un estudio de la Fundación Oceanogràfic  elaborado en colaboración con el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona y publicado recientemente en la revista Conservation Physiology aporta nueva información sobre el síndrome de descompresión, o enfermedad del buceador, asociado a las tortugas marinas que quedan atrapadas de forma accidental en las redes de arrastre y de enmalle.

Los resultados del trabajo, en el que también han participado investigadores de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) y la Texas A&M University Corpus Christi, muestran que más de la mitad de las tortugas, un 54%, sufren la enfermedad tras ser capturadas, y que, a mayor profundidad de captura y mayor masa corporal de los animales, más grave es la afección.

A modo de ejemplo, el trabajo expone que una tortuga capturada con una red de arrastre a unos 100 metros de profundidad, tiene aproximadamente un 50% de probabilidad de morir, mientras que el porcentaje es el mismo en el caso de las tortugas capturadas con redes de enmalle a unos 45 metros de profundidad.

El trabajo aporta, además, información sobre otros factores de riesgo asociados a la captura accidental en tortugas procedentes de pesquerias de la Comunitat Valenciana.

En concreto, el estudio se centra en la especie Caretta caretta, comúnmente conocida como tortuga boba y clasificada como “vulnerable” en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN(. Los autoressubrayan la importancia de conocer todos los factores de riesgo asociados a la captura accidental de estas tortugas con el objetivo de reducir la mortandad asociada a la actividad pesquera.

“Conocer los factores de riesgo que llevan al desarrollo de la enfermedad, así como las consecuencias de padecer el síndrome descompresivo en estas especies, es vital para poder establecer medidas de gestión y mitigación que redunden en la conservación de las tortugas.  Esta información la generamos con los animales que recibimos para ser tratados en nuestro centro gracias a nuestra amplia red de colaboradores”, expone Daniel García-Párraga, director técnico de la Fundación Oceanogràfic.

Por su parte, Nathan Robinson, investigador del ICM-CSIC y coautor del trabajo destaca “la gran amenaza” que supone la captura accidental de las tortugas marinas. Y es que, asegura, “en el caso de la embolia gaseosa, si las tortugas no son tratadas debidamente, pueden morir pocos días después de ser capturadas”. Por ello, añade Robinson, “es imprescindible conocer la probabilidad de que una tortuga muera después de ser capturada de forma accidental para comprender el efecto real de la pesca sobre estos animales y tenerlo en cuenta en las políticas de gestión y conservación”.

La enfermedad del buceador en las tortugas marinas

Hasta hace pocos , no había evidencias de que las tortugas marinas pudieran sufrir embolismo gaseoso como consecuencia de la actividad del buceo. Una afección similar a la enfermedad de descompresión que sufren los buceadores, pero de la que se pensaba las tortugas estaban totalmente protegidas.

Los investigadores de la Fundación Oceanogràfic descubrieron en 2014 que las tortugas atrapadas de forma accidental en redes de pesca podían llegar a morir por esta enfermedad, lo que abrió toda una nueva área de estudio. y tuvo un gran impacto en la conservación de estas especies, ya que implica que muchas de las tortugas capturadas en las redes y devueltas al mar podrían morir poco después.

Desde entonces, numerosos trabajos han probado que la enfermedad afecta a las siete especies de tortugas marinas, lo que pone de relieve la necesidad de estudiarla mejor para minimizar el riesgo de descompresión en las tortugas como consecuencia de la interacción pesquera.

“Que las tortugas capturadas con redes de enmalle tengan la misma probabilidad de morir aun siendo capturadas a menor profundidad se debe a que, generalmente, las redes de arrastre permanecen menos tiempo en el agua. Por ello, recomendamos que se calen las redes durante tiempos más cortos e intentando evitar los hábitats más frecuentados por las poblaciones adultas de tortugas”, apunta Robinson.

La elaboración de este trabajo ha sido posible gracias a la inestimable colaboración entre pescadores, investigadores, veterinarios, grupos locales e internacionales que, de la mano de una buena gobernanza, permiten estudiar estas especies amenazadas con el fin de garantizar tanto su conservación como la sostenibilidad de la actividad pesquera”.

“Para avanzar en ciencia necesitamos a la sociedad, pero la colaboración entre instituciones de investigación como la Fundación Oceanogràfic, ICM-CSIC, NOAA y la Texas A&M University Corpus Christi ha sido fundamental para elaborar el trabajo y potenciar el alcance de sus resultados a todo el Planeta”, concluye Andreas Fahlman.