Noticias | 30 Enero 2025

Elena Guerrero: "Las colecciones biológicas marinas son un lujo que debemos valorar como sociedad"

Share

En el “A Fons” de este mes entrevistamos a Elena Guerrero, curadora y conservadora del Servicio Científico-Técnico de las Colecciones Biológicas Marinas de Referencia del ICM-CSIC.

Estas colecciones juegan un papel fundamental en la comprensión de la biodiversidad, la distribución, la evolución y la ecología de la biodiversidad marina / ICM-CSIC.
Estas colecciones juegan un papel fundamental en la comprensión de la biodiversidad, la distribución, la evolución y la ecología de la biodiversidad marina / ICM-CSIC.

Elena Guerrero, curadora y conservadora del Servicio de Colecciones Biológicas Marinas de Referencia (CBMR) del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC), ha dedicado su carrera al estudio de la biodiversidad marina. Su experiencia abarca colaboraciones con instituciones nacionales e internacionales, contribuyendo con muestras y datos clave para la investigación. Guerrero se especializa en la taxonomía y distribución geográfica de cnidarios y tunicados planctónicos, un campo que exploró en su tesis doctoral en el ICM y la Universitat Politècnica de Barcelona en 2017. Desde sus inicios en 2005, ha trabajado en la identificación de zooplancton gelatinoso junto a Francesc Pagès y ha consolidado una trayectoria de colaboración y conservación que mantiene las CBMR como una referencia en biodiversidad marina, tanto a nivel local como global a través del portal GBIF. Hoy nos comparte su visión sobre el trabajo, los retos y el impacto de estas colecciones en la ciencia y la sociedad.

¿Podrías contarnos la historia de las CBMR del ICM? 

Las CBMR surgieron en 1975 con la necesidad de catalogar especímenes ictiológicos (peces) como referencia a las publicaciones realizadas y para investigaciones futuras, gracias al esfuerzo de pioneros como Conchita Allué, Jaume Rucabado y Domingo Lloris. La colección fue institucionalizada en 1982 y reconocida por el Ministerio de Cultura en 1986. Desde 1991, se amplió para incluir crustáceos y moluscos cefalópodos, convirtiéndose en un Servicio Técnico del ICM. Tras algunos períodos de inactividad por falta de personal, en 2010 se reactivaron bajo la dirección de investigadores como Pere Abelló, Antoni Lombarte y Roger Villanueva, y se incorporó nuevo personal técnico como Félix Pérez, Francisco Olivas, Ricardo Santos y Alicia Duró. El estado presente y el éxito de una colección es gracias a todas las personas que han colaborado con dedicación y entusiasmo a lo largo de su historia. Yo me incorporé en 2019, tras un nuevo parón, enfocándome en la conservación de muestras, la atención a la comunidad científica y la publicación de datos en acceso abierto. Un logro clave ha sido aumentar la visibilidad de las colecciones y fomentar redes de colaboración, como la Red de Colecciones Marinas de España en 2021.

¿Qué valor científico tiene esta colección y cómo apoya el trabajo del personal de investigación del ICM-CSIC?

Las CBMR albergan una amplia biodiversidad, desde microorganismos hasta peces y cnidarios. La mayoría de los especímenes proceden del Mediterráneo, pero también contamos con muestras de los cinco océanos. Cada ejemplar catalogado cuenta con información clave sobre su obtención, como coordenadas, fecha, profundidad y datos taxonómicos. Estas colecciones son fundamentales para el descubrimiento de nuevas especies, revisiones taxonómicas, estudios de especies invasoras y análisis genéticos.

¿Cuáles son los mayores desafíos en la preservación de los especímenes y cómo ha evolucionado este trabajo?

Los principales retos incluyen el control ambiental de las instalaciones y la conservación de los líquidos (principalmente alcohol al 70%). La temperatura debe mantenerse entre 19 y 21ºC para garantizar la preservación de las muestras. Por otro lado, y también relacionado, es evitar al máximo la evaporación y mantener los niveles y la gradación del alcohol que conserva los ejemplares. Para esto lo más importante es mantener la hermeticidad de los envases que contienen los ejemplares, y por otro lado monitorear la gradación del alcohol en dichos envases, para prevenir cualquier alteración de los ejemplares antes de que sea tarde para solucionarlo. Algunas de estas muestras tienen más de 100 años y deben perdurar en el tiempo idealmente “para siempre”, o lo máximo posible.

¿Cómo ha cambiado la digitalización y el acceso abierto la interacción con las colecciones?

Las plataformas internacionales de datos de biodiversidad, como es el caso de GBIF (Global Biodiversity Information Facility), han mejorado mucho la accesibilidad y el aprovechamiento de los datos, así como las colaboraciones y los servicios que las Colecciones podemos dar a los equipos científicos, a la educación, las administraciones y al público en general. Gracias a estas plataformas y a tener los datos en acceso abierto el personal investigador de cualquier parte del planeta puede saber qué ejemplares tenemos y pedir préstamos o información detallada. Además, los datos que proporcionan las colecciones se usan para la toma de decisiones ambientales, investigaciones más amplias o usos educativos. Por ello, los datos se publican siguiendo los llamados principios FAIR: fáciles de encontrar, accesibles, interoperables y reutilizables, siguiendo una estandarización acordada internacionalmente.

¿Qué tareas se realizan diariamente para mantener la colección en óptimas condiciones?

Respecto a la conservación, se hace la revisión de las condiciones ambientales, principalmente temperatura, y el chequeo de los niveles de alcohol. Asimismo, para asegurar la calidad de los datos, se revisan y actualizan datos antiguos, a la vez que se introducen y estandarizan nuevos datos, los pertenecientes a los nuevos ejemplares que entran a las colecciones para ser depositados. 

¿Cuáles de estos recursos han sido clave para mantener y enriquecer la colección a lo largo de los años?

El recurso fundamental para el mantenimiento y funcionamiento de las CBMR, como de cualquier otra colección biológica, es el personal humano. Sin personal técnico una colección no puede funcionar, ni mantenerse, ni dar servicio. En estos momentos solo hay una persona dedicada el 100% del tiempo a las colecciones, que en este caso soy yo. Con una persona se mantiene el funcionamiento y los servicios mínimos, así que nos entusiasma pensar que contaremos con más personal en un futuro próximo para seguir mejorando como servicio. Además, es importante disponer de un espacio suficiente para albergar la gran cantidad de ejemplares de las colecciones que cumpla con las medidas de seguridad y conservación necesarias. Aquí disponemos también de un laboratorio donde se hacen todas las preparaciones de las muestras y los líquidos conservadores, lo cual es fundamental para el trabajo que hacemos.

¿Cómo influyen los datos de la colección en el entendimiento de la biodiversidad y la ecología de la biodiversidad marina?

Juegan un papel fundamental en el entendimiento de la biodiversidad, la distribución, la evolución y la ecología de la biodiversidad marina. Aún existe una gran brecha de conocimiento acerca de la biodiversidad marina y su distribución, en comparación con la biodiversidad terrestre. Se estima que entre un 75% a 90% de la diversidad marina permanece aún sin describir, pues el medio marino es un medio hostil para el ser humano y al cual es difícil, costoso (en términos económicos y humanos) y peligroso acceder, sobre todo a las áreas de mayor profundidad, que constituyen el 60% del planeta, siendo un 98% el volumen del océano el que está por debajo de los 2000 m de profundidad. 

¿De qué magnitud estamos hablando?

Las colecciones marinas del ICM albergan cerca de 40,000 registros marinos, muchos de los cuales han sido capturados a grandes profundidades (hasta los 3800 m), gracias, mayoritariamente, a campañas oceanográficas. Por ello, disponer de estos ejemplares que están a disposición del personal de investigación y de la ciencia, constituye realmente un “lujo”, a todos lo niveles, que hemos de valorar como ciudadanía, comunidad científica y administración. Al final, esto está ayudando a descubrir especies nuevas y, por tanto, a conocer mejor la biodiversidad marina, disminuyendo la brecha de desconocimiento marino antes mencionada, a revisar y mejorar las ordenaciones taxonómicas conocidas hasta ahora, además de a comprender la diversidad genética marina, entender mejor la ecología de las especies y sus patrones de distribución geográfica, así como los cambios a lo largo del tiempo debido, entre otros, al cambio climático y la introducción de especies exóticas e invasoras. 

¿Qué iniciativas de divulgación se llevan a cabo para acercar este conocimiento a la sociedad?

Las CBMR participan en jornadas de puertas abiertas, visitas de estudiantes de colegios, institutos y universidades, así como proyectos de divulgación como Petits Oceanògrafs. En las instalaciones hemos creado una pequeña exposición permanente para este propósito que contiene ejemplares de los principales grupos animales que están albergados en las CBMR.  Además, durante los meses de verano también recibimos estudiantes de grado, los cuales realizan sus prácticas en nuestras instalaciones aprendiendo sobre las colecciones, su funcionamiento y gestión diaria. 

¿Qué oportunidades ofrecen las CBMR para los estudios poblacionales y filogenéticos?

En los últimos años se han estado haciendo estudios de genética especialmente con ejemplares de moluscos cefalópodos y de crustáceos decápodos que tenemos depositados en las colecciones o que bien son depositados después de realizar estos estudios, para que queden como referencia de las investigaciones que se publican con dichos resultados. Todos estos resultados han ayudado a entender mejor tanto las poblaciones como las filogenias de diferentes especies de ambos grupos de animales. También hemos iniciado una colección nueva de peces fijada y conservada únicamente en alcohol con el objetivo de que pueda ser usada en los próximos estudios de genética. Este es un campo que está evolucionando cada vez más y que nos puede ayudar a comprender la evolución y la variabilidad genética de diferentes especies, así como ayudar a la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, las colecciones biológicas aún nos enfrentamos a grandes desafíos básicos como la falta de financiamiento, personal, y reconocimiento administrativo, lo que puede llevar a la pérdida de colecciones y, por tanto, de toda esta fuente de conocimiento y oportunidades.

¿Crees que las CBMR y las colecciones biológicas en general pueden llegar a influir en las políticas de conservación marina?

Totalmente. Las colecciones biológicas en general y las CBMR en concreto, con sus datos de biodiversidad publicados en abierto, están siendo usados para la toma de decisiones en las políticas de conservación marina y proteger la biodiversidad de nuestros mares, ya que proporcionan información de alto valor científico sobre la identificación de las especies, interacciones entre especies, sus ecosistemas, su distribución y su ecología. Conocer las especies que habitan ciertos lugares, su ecología, distribución y las posibles amenazas que enfrentan es fundamental para identificar áreas de conservación prioritarias y desarrollar políticas de conservación efectivas. De esta manera, las colecciones biológicas son una herramienta esencial para guiar las decisiones sobre la protección y el uso sostenible de los ecosistemas marinos.