La comunidad investigadora propone crear “Trust Missions”, es decir, programas que refuercen la participación ciudadana y aseguren un apoyo estable a las organizaciones locales.
Un equipo científico internacional liderado por el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) ha alertado de que las grandes iniciativas internacionales para la protección del océano no serán suficientes si no incorporan de manera prioritaria a las entidades civiles y a la ciudadanía organizada. El artículo, titulado “Collaborative bottom-up Trust Missions: A perspective on long-term strategies with and for people and Nature”, ha sido publicado recientemente en la revista Nature Portfolio y cuenta con la participación de una veintena de autoras y autores de 14 instituciones europeas bajo el paraguas de la red EuroMarine.
La necesidad de un cambio de enfoque
El estudio se enmarca en el contexto de la Década del Océano de las Naciones Unidas (2021-2030) y de la Misión Océano y Aguas de la Unión Europea, dos grandes iniciativas que han generado proyectos relevantes pero que, según las investigadoras e investigadores, se han centrado sobre todo en aproximaciones tecnológicas y de tipo top-down, es decir, apoyando a un número relativamente limitado de organizaciones públicas y privadas con suficiente masa crítica como para participar con éxito en sus convocatorias.
“Las soluciones tecnológicas son necesarias, pero por sí solas no lograrán el cambio cultural y social que necesitamos para revertir la crisis oceánica y climática”, explica Josep Lluís Pelegrí, investigador principal del artículo. “Es necesario invertir decididamente en estrategias bottom-up que partan de la ciudadanía y que reconozcan y refuercen el trabajo de las pequeñas y medianas asociaciones civiles y ONG que llevan años trabajando en primera línea con recursos mínimos”.
El papel clave de las entidades civiles
El trabajo destaca que las asociaciones locales, los colectivos ciudadanos y las organizaciones sin ánimo de lucro ya desempeñan tareas fundamentales de sensibilización, educación ambiental y protección marina. Sin embargo, la mayoría de estas entidades son pequeñas y carecen de la capacidad técnica y administrativa necesaria para acceder a grandes convocatorias de financiación europea.
“Si queremos promover una sociedad implicada en la salud de los océanos, los estados y las uniones supranacionales, como la Unión Europea, deben buscar fórmulas innovadoras para ofrecer apoyo estable y a largo plazo a las entidades civiles que ya trabajan activamente sobre el terreno”, añade Patricia Pinto, de la Universidad del Algarve (Portugal). “La Década del Océano aún no ha sido capaz de movilizar recursos para estas organizaciones, y eso representa una gran oportunidad perdida para movilizar a la población”.
Una propuesta: las Trust Missions
Como respuesta, los autores proponen que el programa Horizon Europe de la Unión Europea incluya misiones que apoyen y promuevan la movilización de las entidades civiles, lo que denominan Trust Missions. Estas misiones tendrían el objetivo de proporcionar apoyo logístico y económico a pequeñas y medianas entidades civiles, garantizando que puedan desarrollar y ampliar sus actividades de movilización ciudadana y educación ambiental.
Natalia Bojanić, del Instituto de Oceanografía y Pesquerías de Split (Croacia), indica que “esta fórmula ofrece una vía prometedora para profundizar la participación ciudadana en la gobernanza de los océanos”, y añade que “tiene el potencial de trasladar las políticas europeas en beneficios tangibles para las comunidades costeras, al tiempo que se incrementa la protección de la biodiversidad marina mediante acciones locales.”
“La Unión Europea debería impulsar cambios estructurales para que su financiación llegue de forma efectiva a la ciudadanía ya comprometida en desarrollar una relación más armónica con el océano, convirtiéndola en un actor central en la protección de los ecosistemas acuáticos y en el desarrollo de una verdadera economía azul”, apunta David Whyte, de la Universidad de Cork (Irlanda).
Un trabajo colaborativo internacional
El artículo es fruto del grupo de trabajo TransOcean, vinculado a la red EuroMarine, la principal plataforma europea que conecta instituciones de investigación marina. La coordinación se ha llevado a cabo desde el ICM-CSIC, con la implicación de cerca de una veintena de autores de 14 instituciones de diversos países europeos.
“El proceso de redacción ha sido en sí mismo un ejercicio colaborativo y plural, en el que hemos intentado reflejar la diversidad de experiencias y visiones existentes en Europa”, señala Josep Lluís Pelegrí, investigador del ICM-CSIC y coordinador de TransOcean. “Esta mirada colectiva es imprescindible para entender que los retos ambientales son globales, pero que las respuestas más efectivas nacen a menudo a escala local”.
Mirando hacia el futuro
Esta línea de investigación se enmarca en las actividades de ciencias sociales marinas (Marine Social Sciences) que se desarrollan en el ICM-CSIC, especialmente en proyectos de cultura oceánica y de artes y ciencias, y en programas de participación ciudadana.
“El océano necesita más que tecnología y ciencia: necesita personas comprometidas, historias compartidas y comunidades activas”, concluye Carine Simon, investigadora del ICM y también coautora del trabajo. “Nuestro mensaje es claro: si no empoderamos a las entidades y a las personas que ya trabajan por el océano, corremos el riesgo de que las grandes misiones internacionales queden desconectadas de la sociedad”.