Noticias | 24 Julio 2024

Laura Recasens: “Antes de que una especie desaparezca, su pesca habrá dejado de ser rentable. Aun así, hay que actuar”

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En el “A fondo” de este mes entrevistamos a Laura Recasens, del Departamento de Recursos Renovables Marinos del ICM, que vela por proporcionar una base científica para el uso sostenible y la conservación de los recursos marinos vivos y sus hábitats.

La investigación de Laura se centra principalmente en el Mediterráneo, donde muchos de los stocks de gran interés comercial están sobreexplotados / ICM-CSIC.
La investigación de Laura se centra principalmente en el Mediterráneo, donde muchos de los stocks de gran interés comercial están sobreexplotados / ICM-CSIC.

Laura Recasens es investigadora del grupo de investigación Ecología y Conservación de los Recursos Marinos Vivos del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC), un grupo que tiene como objetivo proporcionar una base científica para el uso sostenible y la conservación de los recursos marinos vivos y sus hábitats. Su investigación, en el marco del Instituto Catalán de Investigación para la Gobernanza del Mar (ICATMAR), un órgano de cooperación entre el ICM-CSIC y la Generalitat de Catalunya, se centra principalmente, aunque no de manera exclusiva, en el mar Mediterráneo y la costa catalana, un área donde muchos stocks pesqueros, entre ellos algunos de gran interés comercial como la merluza, la cigala o la gamba, están sobreexplotados.

 

1. ¿Cómo se pueden gestionar los recursos marinos y revertir esta situación?

Hay varias soluciones que ya se están aplicando. Una de ellas es reducir los días en que las flotas pueden pescar, implementando unos periodos de veda. Otra, que es la que tratamos de impulsar desde ICATMAR, es mejorar la selectividad de las artes, es decir, hacer que la malla no pueda capturar los organismos pequeños y solo se puedan pescar los que tienen ya un cierto tamaño. Y una tercera serían las reservas pesqueras, que pueden ser de dos tipos: temporales, que protegen la zona solo durante una fracción del ciclo vital de la especie en concreto; o permanentes, que protegen todo el hábitat durante todo el año y, por tanto, no se puede pescar nunca. En el caso del litoral catalán, todas son permanentes.

2. ¿Cuántas hay actualmente en Cataluña?

Ahora mismo, publicadas en el BOE, hay veinte reservas que suponen una superficie protegida de 462 km2. Para que te hagas una idea de su extensión, sería el equivalente a la superficie de Andorra. Todas ellas se encuentran a cierta profundidad, la mayoría entre 80 y 400 metros, de modo que son zonas a las que solo acceden pescadores profesionales. Hay otras reservas más litorales, como las Islas Medes, por ejemplo, que son zonas que deben tener en cuenta a otros actores como los submarinistas o la pesca recreativa aparte de los pescadores profesionales.

3. ¿Cómo se decide dónde se crea una reserva pesquera?

En Cataluña las reservas pesqueras funcionan con un modelo de cogestión, es decir, se crean a partir de un acuerdo, principalmente entre nosotros, como comunidad científica, y la cofradía de pescadores, pero también con la administración pública y las ONG. Como aquí los barcos van y vienen del puerto y generalmente pescan “frente a casa”, lo que se hace es ver con cada cofradía qué especie les interesa proteger y pactar la zona donde se dejará de pescar.

4. ¿Los pescadores están satisfechos con la creación de estas reservas?

Sí. Al final ellos lo que quieren es que haya más peces para poder pescar más. Entonces, crearlas conjuntamente es lo mejor que se puede hacer, porque entienden cómo actúan, por qué se hace, cómo les puede beneficiar... y así también las respetan. Si no lo ven positivamente, puede pasar que vayan allí y pesquen, aunque no se pueda, pero no es el caso. Están contentos y algunos incluso piden ampliarlas.

5. ¿Cómo las monitoreáis para saber si están siendo efectivas?

Como se trata de reservas permanentes, nosotros no podemos acceder dentro para comprobar si las especies se recuperan, pero hay dos métodos para poder monitorizarlas: un primero, indirecto, que consiste en ir alrededor de la reserva y ver qué capturas se hacen allí y si hay un gradiente de más a menos a medida que nos alejamos de la reserva; otro método, directo, consiste en enviar robots submarinos dentro de la reserva para que filmen cuál es su estado.

6. ¿Los resultados muestran algún beneficio?

Bueno, las reservas marinas que hay en Cataluña son muy recientes. Para poder analizar científicamente si cumplen con su función deben pasar como mínimo diez años, y de momento muchas solo tienen dos o tres. En las reservas más antiguas, que son las de Roses y Palamós, sí se ha visto un incremento de biodiversidad, algunas especies dan señales de spillover, es decir, de exportación de biomasa fuera de la reserva, pero aún es pronto para sacar conclusiones. Aun así, confiamos en que sí.

7. ¿Entonces, estamos a tiempo de recuperar estas especies?

Yo pienso que sí. Primero de todo, porque antes de que una especie desaparezca, su pesca habrá dejado de ser rentable y los humanos habremos dejado de explotarla, pero, aun así, hay que actuar y mejorar el sistema de explotación. Al final no solo la pesca afecta a la biodiversidad, sino también el cambio climático, a través principalmente del incremento de la temperatura del agua del mar, las pocas lluvias... todo esto afecta a la biodiversidad y si una población está más sana también podrá responder mejor a estos cambios.

Ejemplos de alianzas entre pescadores, científicos, administración, industria y las ONG

La cogestión de los recursos pesqueros implica la colaboración de pescadores, científicos, administraciones, industria y organizaciones ONG. Entre los casos de éxito destaca el del sonso, el primer plan de cogestión pesquera en Cataluña, un plan que implicó a la Administración, pescadores de sonsera, científicos y ONG, y que recibió el Premio WWF al Mérito de Conservación en 2013.

Otro caso de éxito es el de la gamba roja en Palamós. Ante una situación pesquera crítica, la Cofradía de Palamós, en colaboración con equipos del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), adoptó cambios como el uso de una red que reduce la captura de individuos pequeños, la modificación de las redes de arrastre para no tocar el fondo marino, la reducción de horas de pesca y la limitación en la potencia de los barcos. El resultado ha sido un aumento de las reservas pesqueras y una reducción notable en el índice de sobrepesca.

De manera similar, se ha demostrado que las medidas adoptadas por los pescadores de Roses han contribuido a la recuperación de la merluza europea (Merluccius merluccius) en el Mediterráneo. Laura Recasens fue una de las investigadoras del ICM-CSIC implicadas en este proyecto que R+D CSIC recogía en este artículo.

Según una información del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de finales de 2023, la Red de Reservas Marinas en España está formada por 12 espacios protegidos que suman más de 105.000 hectáreas. A lo largo de los años “se ha demostrado la buena convivencia entre la pesca artesanal y la buena conservación y protección de los recursos naturales y la biodiversidad”, dicen fuentes del ministerio. Es fundamental el apoyo de las cofradías de pescadores, que son “parte fundamental de todo el proceso”.

Más recientemente, la International Seafood Foundation (ISSF) ha publicado su informe anual de 2023, que recoge los éxitos de la organización hacia una pesca de atún más sostenible, especialmente a través de la colaboración con los atuneros, los pescadores y otros socios de la industria.