Expertos del Institut de Ciències del Mar (ICM) y otras instituciones europeas apuntan que las temperaturas óptimas para el crecimiento de esta microalga tóxica de origen tropical se producirán antes en primavera y persistirán hasta los meses de otoño.
Ostreopsis es un género de microalgas de origen tropical que, desde finales del siglo XX, se ha observado frecuentemente en playas mediterráneas, donde su periodo de reproducción dura aproximadamente desde finales de primavera hasta finales de verano o principios de otoño, cuando la temperatura del agua oscila entre los 21 y los 25°C aproximadamente.
Sin embargo, según un grupo internacional de investigadores entre los que se encuentran expertos del Institut de Ciències del Mar (ICM) de Barcelona, utilizando modelos proporcionados por la iniciativa Med-CORDEX basados en proyecciones climáticas, se puede ver que, en los próximos años, las proliferaciones de estas microalgas aparecerán antes y tendrán mayor duración, extendiéndose desde la primavera hasta el otoño.
Esta es una de las principales conclusiones del proyecto europeo CoCliME, que durante los últimos tres años ha descifrado las tendencias futuras de crecimiento y los impactos de las proliferaciones del género Ostreopsis. Entre los socios de esta iniciativa que finaliza ahora figuran, además del ICM-CSIC, el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), el Laboratoire d'Oceánographie de Villefranche (LOV), el Ifremer y la Université de Nantes.
"Esto comportará que las proliferaciones duren más tiempo, aunque serán menos intensas en verano porque las temperaturas serán demasiado cálidas (entre 25.5 y 28oC)", señalan Salomé Fabri-Ruiz y Jean-Olivier Irisson, del LOV, que no descartan que Ostreopsis pueda adaptarse en un futuro a condiciones aún más cálidas. De hecho, el calentamiento progresivo de las aguas parece estar facilitando la expansión de este género en el Atlántico, desde el Golfo de Vizcaya hasta Bretaña.
Efectos de las proliferaciones tóxicas
Ostreopsis tiene un color marrón-rojizo debido a sus pigmentos fotosintéticos. Por ello, cuando se reproduce intensamente, la gran cantidad de células en el agua en zonas poco profundas confieren este color al medio. Estas células producen diferentes sustancias nocivas que, según se ha podido comprobar, causan mortandades de algunos organismos como los erizos de mar.
"Las toxinas de Ostreopsis pueden afectar tanto a la flora como a la fauna marinas y se encuentran en el agua durante las proliferaciones", explican Elisa Berdalet, del ICM, y Anne-Sophie Pavaux y Rodolphe Lemée, del LOV. Además, se han detectado en alguna ocasión toxinas de Ostreopsis en el marisco, aunque en el Mediterráneo no se conoce ningún caso de intoxicación alimentaria atribuida a estas toxinas.
“En el Mediterráneo, los principales efectos de las proliferaciones tóxicas de Ostreopsis en la salud humana están asociados a la exposición directa al agua de mar cuando las concentraciones de células de Ostreopsis son altas y a la inhalación de aerosoles que contienen substancias químicas irritantes. De todos modos, los compuestos tóxicos se producen únicamente en determinadas circunstancias durante las proliferaciones”, detallan Elisa Berdalet y Magda Vila (también del ICM).
"Los síntomas agudos de esta exposición son oftalmológicos, digestivos, respiratorios y dermatológicos", añaden los colaboradores de CoCliME Rafael Abós-Herràndiz y Luc de Haro, que alertan de que se desconocen aún los efectos de la exposición crónica a las toxinas que produce Ostreopsis.
En este sentido, dentro del proyecto CoCliME, se realizó un estudio epidemiológico que reveló que las personas podían experimentar síntomas relacionados con Ostreopsis durante unos pocos días a lo largo de la proliferación, principalmente en julio (teniendo en cuenta las condiciones climáticas actuales).
Las complejas interacciones océano-atmósfera implicadas en la aerosolización de las toxinas se están estudiando experimentalmente por Noemí Inmaculada Medina-Pérez y Manuel Dall'Osto (ambos del ICM).
Desconocimiento de la problemática
En la actualidad, los impactos en la salud humana y el ecosistema causados por las proliferaciones de Ostreopsis son poco conocidos, por lo cual estos episodios no se perciben como un riesgo socioeconómico. “Por ello, es demasiado pronto para definir estrategias de adaptación de la sociedad”, afirman Muriel Travers, Gildas Appéré y Jérémy Thomas, de la Universidad de Nantes.
Sin embargo, dada la recurrencia y futura persistencia de las proliferaciones de Ostreopsis en las zonas turísticas del Mediterráneo, estos episodios pueden convertirse en un problema socioeconómico importante en el futuro si comportan, por ejemplo, la interrupción o la reducción de la frecuentación de las playas por parte de turistas y residentes.
CoCliME ha contribuido a poner en marcha un sistema de seguimiento y vigilancia sanitaria de las playas para prevenir eficazmente los impactos de la microalga Ostreopsis en la salud humana. Este apoyo a un programa de monitoreo y sistema de alerta de Ostreopsis contribuirá, no solo a continuar y ampliar las series temporales de estas microalgas en el Mediterráneo, sino también a elaborar futuras proyecciones de sus proliferaciones tóxicas.
El proyecto CoCliME forma parte de la ERA4CS, una ERA-NET iniciada por JPI Climate, y financiada por las agencias EPA (Irlanda), ANR (Francia), BMBF (Alemania), RCN (Noruega), UEFISCI (Romania), FORMAS (Suecia), y la Unión Europea.