El investigador postdoctoral del ICM-CSIC Nathan Robinson nos cuenta por qué es necesario estar en las redes sociales y qué beneficios puede aportar.
Hoy entrevistamos a Nathan Robinson, un becario posdoctoral recién llegado al ICM-CSIC gracias a la ayuda Severo Ochoa que combina la investigación sobre las tortugas marinas y los fondos marinos. Estudió en la Universidad de Southampton (Reino Unido), y durante su tesis ahondó en el conocimiento de cómo los invertebrados marinos se han adaptado a la vida en las profundidades marinas. El tema le fascinaba, pero se dio cuenta de que su investigación no tenía suficiente conexión con la conservación de los océanos y rechazó una oferta de doctorado para empezar a trabajar en Archelon, una entidad griega que vela para la protección de las tortugas marinas. Esto le llevó a realizar un doctorado en la Universidad de Purdue (EEUU), donde estudió los movimientos migratorios de las tortugas marinas. Desde entonces, ha trabajado como becario posdoctoral en esta misma universidad y ha ejercido de director del Instituto Cape Eleuthera (Bahamas).
1. ¿Qué te hizo entrar en las redes sociales?
Evitaba en gran medida las redes sociales hasta que, sin buscarlo, me hice viral en 2015. Un amigo filmó un vídeo en el que rescataba a una tortuga marina que tenía una pajita de plástico en su fosa nasal. El vídeo tiene ahora más de 100 millones de visitas solo en YouTube y se usa en campañas contra el uso de plásticos en todo el mundo. Al ver la increíble repercusión de este vídeo, empecé a incorporar las redes sociales en todos mis proyectos de investigación.
2. ¿Por qué es necesario estar presente en las redes sociales?
La ciencia no significa nada si no se comparte. Aunque tradicionalmente se haya compartido a través de artículos publicados en revistas científicas, la cruda realidad es que la inmensa mayoría de la gente no lee estas publicaciones. En la actualidad, gran parte de nosotros (¡incluidos los científicos!) consumimos gran parte de la información a través de las redes sociales. Por ello, se erigen como una plataforma capaz de ir más allá de la comunidad científica y llegar a personas de cualquier otro ámbito.
3. ¿Qué papel pueden jugar a la hora de implicar a la sociedad en el cambio que necesitamos para hacer que la Tierra siga siendo habitable?
Las redes sociales tienen el poder de esparcir la información y promover la movilización de colectivos independientemente de la distancia, lo cual es imprescindible para impulsar un cambio global. Hemos visto cómo estas plataformas han hecho caer gobiernos autoritarios como la Primavera Árabe, han reducido el poder de la industria de los combustibles fósiles fomentando la desinversión, y han apoyado iniciativas como la prohibición de las pajitas de plástico, entre otros. Sin embargo, también han dado vida a las fake news, y su uso excesivo puede estar asociado a problemas de salud mental. Por ello, es necesario usarlas de forma responsable.
4. ¿Qué es lo que más te ha sorprendido de las redes sociales hasta ahora?
Lo que se convierte en viral y cuándo. ¡He tenido vídeos en mi canal de YouTube que recibían menos de 100 visitas durante varios años, y de repente puedes tener un millón de visitas en una tarde!
5. Mientras comunicas no investigas. ¿Cómo puede afectar a tu carrera?
Dedico al menos el 50% de mi tiempo a la comunicación científica. Por desgracia, esto reduce el tiempo que puedo dedicar a la recopilación de datos científicos o a la redacción de publicaciones y proyectos. En muchos ámbitos académicos, esto puede afectar a la búsqueda de trabajo, pues te juzgan según los criterios científicos típicos - número de publicaciones, citas, etc-, pero el mundo está cambiando. Muchos proyectos exigen ahora que se describa la estrategia de comunicación científica, por lo que los científicos están recurriendo a nosotros, los comunicadores científicos, para que les ayudemos a cumplir esos requisitos. Además, muchas organizaciones ajenas al mundo académico se están dando cuenta del valor de la comunicación científica, y esto puede dar lugar a nuevas e interesantes oportunidades.
6. ¿Por qué necesitamos transmitir el conocimiento científico a la sociedad?
Si queremos que la gente luche por unos océanos más sanos, debe conocer los hechos. ¿Qué amenazas planean sobre nuestros océanos? ¿Qué consecuencias acarrearán estas amenazas y qué podemos hacer al respecto? Si no informamos a la gente no podemos pretender que se preocupe y trate de encontrar una solución.
7. ¿Por qué hay tanto escepticismo alrededor de las redes sociales entre los investigadores?
Hay mucho estigma asociado al uso de las redes sociales entre los investigadores. En concreto, se percibe generalmente como una forma de que las personas vanidosas se dirijan a audiencias anónimas en busca de aprobación. Sin embargo, al ignorar por completo las redes sociales, se corre el riesgo de perder un tren lleno de oportunidades. La realidad es que, independientemente de lo que se piense de las personas que comparten vídeos en TikTok o publican cada historia de su vida en Instagram, las redes sociales pueden seguir sirviendo como una poderosa herramienta para involucrar a la gente en todo el mundo.
8. ¿Durante tus estudios, alguien te enseñó a comunicar los resultados de tu investigación?
Ni durante la carrera ni durante el doctorado. Nunca recibí ningún tipo de formación sobre cómo comunicar lo que estudiaba. Lo considero una oportunidad perdida, ya que creo que la educación debería centrarse más en el aprendizaje basado en habilidades relacionadas con la presentación, la comunicación, la gestión de equipos, o la salud mental que en la memorización de conceptos. El hecho de que sepas mucho de ciencia no significa que esta impregne la sociedad, para ello tienes que aprender a comunicarla.
9. ¿Qué le dirías a tu director de tesis si te dijera que no debes "perder el tiempo" comunicando los resultados de tu investigación?
¡Buscaría otro director!
10. ¿Qué consejo le darías a un compañero que está empezando como "comunicador científico"?
Hay muchas maneras de convertirse en comunicador científico, así que piensa en tus puntos fuertes e intereses y céntrate en eso. Si te gusta escribir, podrías intentar escribir artículos para una revista de divulgación científica o un periódico. Si te gusta hablar de ciencia, un podcast puede ser una buena opción. Si te gusta hablar en público, tal vez puedas ser el presentador de tu propia serie de vídeos científicos. No hay una forma "correcta" de ser comunicador científico, así que haz lo que hacen todos los científicos, es decir, experimentar.