Noticias | 01 Noviembre 2023

¿Puede ser creativa la ciencia?

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En el "A Fondo" de este mes nos preguntamos si la ciencia puede ser creativa y desmenuzamos las razones por las que el ICM debería interesarse por el arte.

El "Bosque Ancestral" es un mural de grandes dimensiones creado por la artista Anna Rierola / ICM-CSIC.
El "Bosque Ancestral" es un mural de grandes dimensiones creado por la artista Anna Rierola / ICM-CSIC.

La búsqueda de metáforas comunes para entender el mundo que nos rodea viene de muy lejos y resulta especialmente útil en el actual contexto de cambio global, que nos está obligando a repensarnos como individuos y como colectivo en un planeta donde la naturaleza y la sociedad están estrechamente conectadas. Todo esto hace necesario un retorno al solapamiento entre los diferentes ámbitos del conocimiento, entre ellos la ciencia, las humanidades, el arte o los saberes tradicionales, el diálogo entre los cuales difumina los límites entre las diferentes disciplinas e impulsa nuevas prácticas creativas de investigación.

De hecho, durante el último tercio del siglo XX se produjo un gran cambio de paradigma en el arte contemporáneo: la hegemonía de las bellas artes entró en crisis y se inició un período en el que la investigación y la experimentación en las metodologías y los procedimientos se colocaron en el centro de los proyectos artísticos y al servicio del mensaje que el artista quería transmitir. El soporte plástico dejó de ser imprescindible y aparecieron nuevos lenguajes como el arte de acción, el arte conceptual o las artes sonoras y visuales. A partir de entonces, el arte dejó de fundamentarse en la inspiración y su finalidad ya no era sólo emocionar o hacer disfrutar, sino que se convirtió en un acto intelectual con una función social transformadora y basado en la investigación, la experimentación y el trabajo riguroso.

Paralelamente, el nacimiento del movimiento ecologista y la era espacial, entre otros, llevaron a la aparición de la divulgación y la comunicación de la ciencia, en parte como estrategia para iniciar mecanismos como la protección ambiental o trasladar cuestiones de salud pública, pero también para disponer de una ciudadanía más informada y capacitada para participar en la construcción de los ejes vertebradores del futuro de la sociedad. Al inicio se recurrió a formatos clásicos como el documental, la charla o el artículo divulgativo, pero poco a poco se fueron introduciendo nuevos formatos, como la literatura, el street art o las artes escénicas, sonoras y visuales. Por otra parte, hace años que la ciencia dejó de limitarse a descubrir hallazgos y compartirlos entre los compañeros de profesión y en la actualidad el conocimiento también se comparte, de forma rigurosa y comprensible, con una sociedad que es cada vez más participativa. Todo esto pone de manifiesto que el rigor y la creatividad son valores compartidos entre la ciencia y el arte.

Y es que, ¿quién puede negar la estética visual y conceptual de las libretas de laboratorio de Fina Miralles, la capacidad inspiradora de teorías científicas recientes como Gaia, de James Lovelock, o la simbiogénesis, de Lynn Margulis? Las preguntas, los conflictos, las ideas, la curiosidad, el rigor, la creatividad y la investigación son los motores que impulsan tanto el arte como la ciencia contemporáneos y, por tanto, son claves para la construcción del conocimiento, del pensamiento y su poder de transformación social.

El concepto Art&Sci

Es en el actual contexto de cambio global del siglo XXI que nace el movimiento Art&Sci, en el que personal vinculado al arte, la ciencia, la tecnología y las humanidades generan alianzas enriquecedoras para llevar a cabo proyectos interdisciplinares. Por ejemplo, hay científicas y científicos que han encontrado en el arte una forma de representar sus datos y ligarlos a un mensaje ambiental, político o social, mientras que hay artistas que encuentran en la ciencia su motor de inspiración, el material de partida y el soporte teórico de sus trabajos.

El Art&Sci es una nueva realidad en el panorama cultural local e internacional y centros culturales como el CCCB o el Arts Santa Mònica, o festivales como el Sónar, el Eufònic, el Llums Barcelona o el Ars Electronica se han convertido en escaparates de estas nuevas interacciones. Sin embargo, en el ICM también ha habido iniciativas de éxito ligadas a esta corriente como la colaboración con la artista Anna Rierola, creadora del mural Bosque Ancestral o la participación del ICM en la Bienal Ciudad y Ciencia del Ayuntamiento de Barcelona y en el encuentro literario Kosmopolis que organiza anualmente el CCCB.

Estas acciones dan sentido a la voluntad del Instituto, que bajo el lema "Investigación de excelencia con compromiso social" intenta promover la cultura oceánica para que la sociedad entienda y aprecie el papel del océano en el planeta. En este sentido, y con el apoyo y el impulso de la dirección del centro y la Vicedirección Adjunta de Cultura Científica Marina, nace el programa Ciencia y Arte del ICM, que quiere explorar otros caminos creativos, transversales, horizontales e interdisciplinares que generen nuevos canales de conversación con la ciudadanía.

El programa "Ciencia y Arte" del ICM

Esta iniciativa quiere profundizar en la generación de espacios de reflexión que impactan en la ambición del centro de llevar a cabo una investigación de excelencia con compromiso social, lo distingue como un centro de investigación creativo y abierto y lo posiciona en el mapa del tejido cultural de Barcelona con un horizonte de despliegue concreto: el nacimiento del espacio de transferencia, participación y divulgación del conocimiento marino Barcelona Mar de Ciència.

El programa se articula en torno a tres grandes ejes: las colaboraciones con agentes del ámbito artístico y cultural, las residencias artísticas y el establecimiento de un grupo de investigación que explorará los procesos y metodologías propios del Art&Sci. Estas líneas buscan situar la ciencia que se hace en el centro fuera del ámbito del laboratorio y de los proyectos facilitando el acceso a diferentes audiencias y utilizando el poder multiplicador del arte para hacer más visibles los mensajes y los valores del Instituto. Además, esto permite a los artistas dar un contexto riguroso a su mensaje, mientras que la institución científica se beneficia de la capacidad de los artistas de pensar desde otras perspectivas y nutrir la reflexión científica.

Por último, el programa busca que la interacción, no sólo con el arte, sino también con otras disciplinas como la filosofía, la antropología o las ciencias sociales nos permita profundizar en las divergencias, contradicciones, paradojas y convergencias entre las diferentes disciplinas generadoras de conocimiento y pensamiento contemporáneo, con la voluntad final de imaginar y construir colectivamente un posible futuro más saludable para nuestro planeta.