Noticias | 18 Septiembre 2023

Las últimas técnicas genéticas desvelan una gran biodiversidad oculta en el océano profundo

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Según un nuevo estudio del ICM-CSIC, los ecosistemas meso y batipelágicos esconden una gran cantidad de especies crípticas, lo que habría llevado a evaluaciones erróneas de la diversidad en este tipo de entornos de difícil acceso.

Para el estudio se secuenciaron unos 150 ejemplares de 16 especies de calamares oceánicos atlánticos / © 2004 Richard E. Young.
Para el estudio se secuenciaron unos 150 ejemplares de 16 especies de calamares oceánicos atlánticos / © 2004 Richard E. Young.

Un nuevo estudio liderado por el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) en colaboración con la Universidad de Galway (Irlanda), el Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (Japón) y la Universidad de Hiroshima (Japón), ha desvelado que la biodiversidad de los ecosistemas meso y batipelágicos -ubicados entre los 200 y los 4000 metros de profundidad- podría ser mucho mayor de lo que se pensaba hasta ahora. En concreto, el trabajo, publicado recientemente en la revista Integrative & Comparative Biology, explora la diversidad genética de los calamares oceánicos, uno de los grupos menos conocidos de cefalópodos.

Según las conclusiones, esto se debe a la existencia de una gran diversidad críptica, es decir, a la presencia de especies morfológicamente muy similares o idénticas que son, de hecho, especies distintas. Sin embargo, los autores advierten que existen también casos más complejos en los que no está claro si las diferencias observadas se deben a casos recientes de especiación o a una gran estructura poblacional entre los miembros de una misma especie.

“En el contexto actual de pérdida de biodiversidad debida a la actividad antropogénica, tener un buen conocimiento de la diversidad real del planeta es clave para evaluar correctamente el alcance de esta pérdida”, apunta Fernando Ángel Fernández-Álvarez, el autor principal del estudio.

La diversidad críptica

La diversidad críptica es probablemente el mayor problema al que se enfrenta la comunidad científica para entender la biodiversidad, pues hace que muchas especies pasen desapercibidas. Esto es importante, sobre todo, en ambientes poco accesibles, como lo son los ecosistemas meso- y batipelágicos, donde viven las especies de calamares estudiados. Asimismo, estos datos son imprescindibles para evaluar el impacto de las futuras pesquerías mesopelágicas. Y es que, dado que los ecosistemas mesopelágicos representan la mayor cantidad de biomasa oceánica no explotada, tener un buen conocimiento de su biodiversidad es, según los autores del trabajo, “vital”.

Para la elaboración del estudio, el equipo se sirvió del “genome skimming”, una técnica de secuenciación de genomas a baja resolución que permite ensamblar regiones largas del genoma que están sobrerrepresentadas, como los genomas mitocondriales o el clúster ribosomal nuclear. Así mismo, siguiendo la metodología de los códigos de barras genéticos (“DNA barcoding”), una técnica de genética comparativa, pudieron darle un contexto global a los datos.

“La unión de ambas técnicas nos ha permitido caracterizar una diversidad taxonómica que hasta ahora había pasado desapercibida y comparar distintos marcadores moleculares, lo cual podría tener aplicaciones futuras para la detectar la presencia de estas especies con ADN ambiental”, comenta Louise Allcock de la Universidad de Galway.

En total, se secuenciaron unos 150 ejemplares de 16 especies de calamares oceánicos atlánticos a partir de muestras recopiladas en distintas campañas cubriendo las aguas internacionales atlánticas aproximadamente desde Brasil hasta Islandia, y de Irlanda a Canadá, además del mar Mediterráneo. La mayoría de los ejemplares fueron posteriormente depositados en la Colecciones Marinas Biológicas de Referencia del ICM-CSIC, de modo que estas secuencias de ADN están vinculadas de forma permanente a un ejemplar físico y su identificación está garantizada.

De cara a futuras investigaciones, el equipo ahondará en el estudio de los casos de diversidad críptica para poder nombrar y conocer las diferentes especies crípticas.

“Es importante conocer la diversidad de fauna mesopelágica a escala global y también los rasgos genómicos implicados en su especiación. De esta forma esperamos poder seguir descubriendo especies de estos ecosistemas mediante proyectos colaborativos internacionales”, concluye Gustavo Sánchez, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa.