En el “A Fondo” de este mes hablamos del Servicio de Análisis de Nutrientes del ICM-CSIC, las personas que lo gestionan y su papel en el monitoreo del estado del océano.

En el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC), la investigación para entender y proteger los ecosistemas marinos pasa por el Servicio de Análisis de Nutrientes, un recurso de vanguardia que apoya a instituciones, empresas y centros de investigación en el análisis de los nutrientes esenciales presentes en el agua. Este servicio, liderado por el equipo del Laboratorio de Química del ICM, permite conocer la concentración de compuestos como el nitrato, el nitrito, el amonio, el fosfato y el silicato, así como el carbono orgánico disuelto y otros indicadores clave del estado del océano.
Nutrientes: los cimientos de la vida acuática
Los nutrientes son fundamentales para el fitoplancton y las microalgas, que constituyen la base de las redes tróficas marinas. “Los organismos fotosintéticos capturan carbono, producen oxígeno y generan glucosa, iniciando el ciclo vital”, explica Elisa Berdalet, directora del Servicio de Análisis de Nutrientes e investigadora del ICM-CSIC. Este proceso, imprescindible para la vida marina, también refleja la calidad ambiental del agua.
Berdalet destaca que “los nutrientes no solo son esenciales para la vida marina, sino que también nos permiten entender la dinámica de la circulación oceánica, la interacción entre la tierra y el mar, y los impactos derivados de la actividad humana, como los fertilizantes”.
Especialistas en el análisis de agua de mar
El Laboratorio de Química del ICM es uno de los pocos dedicados al análisis de agua de mar, una tarea más compleja que el estudio de agua dulce. “La concentración de analitos en el agua marina es miles de veces más baja, lo que requiere instrumental altamente sensible y protocolos muy rigurosos”, explica Maravillas Abad, responsable técnica del servicio. Además, el alto contenido en sales implica desafíos adicionales para proteger los equipos de análisis.
Aunque mayoritariamente analizan muestras de la costa mediterránea, el equipo trabaja con muestras de todo el mundo: desde aguas prístinas de la Antártida hasta ríos europeos como el Ródano. “En un caso reciente, analizamos cientos de muestras en tiempo récord para una universidad francesa”, comenta Abad.
Aplicaciones prácticas: de la ciencia a la gestión ambiental
El servicio colabora con instituciones públicas, empresas ambientales e industrias como piscifactorías o desalinizadoras. Por ejemplo, los análisis de carbono orgánico fueron clave para optimizar la planta desalinizadora del Prat, garantizando el cumplimiento de las normativas europeas. También participan en informes de impacto ambiental relacionados con instalaciones petrolíferas, acuicultura o depuradoras.
Otra de sus contribuciones cruciales es el seguimiento de la contaminación en la costa y la identificación de impactos derivados de la actividad humana o procesos naturales. A pesar de ello, el equipo realiza las pruebas “a ciegas”, manteniendo la neutralidad para garantizar la máxima fiabilidad de los resultados.
Hacia un estándar global de análisis
El ICM participa activamente en iniciativas internacionales para armonizar protocolos de análisis. Recientemente, formaron parte de una campaña global liderada por la agencia australiana CSIRO, en la que 14 laboratorios compararon metodologías analizando muestras frescas directamente a bordo de barcos oceanográficos. “Un estándar internacional es esencial para asegurar que los resultados sean comparables en todo el mundo, especialmente en estudios sobre el cambio climático y la protección del océano”, destaca Berdalet.
El pasado mes de septiembre se reunieron en Francia para debatir los resultados de esta campaña y avanzar hacia una estandarización definitiva. Una colaboración global que refuerza la posición del ICM-CSIC como un actor clave en la ciencia marina internacional y en la lucha por preservar los ecosistemas oceánicos.